El uso de apoyos visuales para mejorar la capacidad de comprensión

La utilización de este tipo de recursos favorece la espontaneidad, disminuye los niveles de ansiedad y frustración, mejora la autonomía y ayuda a asimilar nuevo conocimiento de manera más sencilla. Por eso, es primordial emplear esta herramienta en jóvenes con síndrome de Down, desde una edad temprana, para facilitar el intercambio de información y mejorar la comunicación. 

Quizás muchos de nosotros no somos realmente conscientes de la cantidad de apoyos y de recursos visuales a los que estamos expuestos en nuestro día a día. Cuando acudimos a un restaurante, normalmente solemos fijarnos en el cartel que hay en la puerta de entrada para ver si pone ‘tirar’ o ‘empujar’. Esto es una forma de transmisión de información muy sencilla. En otras ocasiones, cuando estamos de viaje en el extranjero, prestamos muchísima atención a todos los recursos visuales que encontramos, ya que, si no comprendemos el idioma, será más fácil entender qué tenemos que hacer o cómo ir a un determinado lugar gracias a las imágenes, señales de tráfico y mapas. Este tipo de casos ponen en evidencia lo importante que es para cualquiera el lenguaje no verbal. Por eso, para fomentar la comunicación y mejorar la autonomía e independencia de las personas con síndrome de Down se pueden utilizar estas herramientas, con el fin de convertir la información verbal en información y conocimiento visual que mejore la comprensión del lenguaje.

Para conseguir que el efecto sea mayor es importante captar la atención. ¿De qué manera podemos conseguirlo? Es conveniente mirar a los chicos a los ojos cuando se les está explicando algo para comprobar que están atendiendo y, además, se les puede pedir que participen. Lo que hay que evitar a toda costa es bombardearles con diferentes estímulos al mismo tiempo. 

Existen distintos tipos de recursos visuales entre los que se distinguen:

  • Fotografías. Normalmente se trata de imágenes que muestran lugares, paisajes o personas. 

  • Pictogramas o dibujos. Suelen representar algún tipo de actividad diaria para facilitar la comprensión de las labores cotidianas. 

  • Objetos. Permiten que se relacionen con su nombre y con su utilización de manera más sencilla.

  • Palabras escritas. Ayudan a comprender y crear una conexión entre el lenguaje no verbal y el visual.

  • Gestos. Suelen ser muy eficaces en el proceso de enseñanza, ya que las personas con síndrome de Down tienden a imitar los movimientos de los demás, por lo que permiten el aprendizaje de pautas de comportamiento. 

La elección del recurso más apropiado depende de las necesidades y de los gustos de cada persona, por eso, es fundamental averiguar cuál debe de ser el elegido para que el redimiendo sea mayor y se obtengan los siguientes beneficios:

  • Mejorar la autoestima. Utilizar herramientas que faciliten la adquisición de conocimiento ayudará a que los jóvenes se sientan mejor consigo mismos.
  • Facilitar la autonomía. Es importante que, tras explicar las tareas, se deje una fase en la que se permita poner en práctica lo aprendido a las personas por sí solas. 
  • Posibilitar la motivación. Si se utilizan los apoyos adecuados, el sentimiento de superación se hará notable y los jóvenes tendrán la necesidad de querer saber más. 
  • Atender necesidades específicas. Al utilizar herramientas personalizadas se pueden eliminar las carencias de cada persona para contribuir en mayor medida a su aprendizaje y a su rendimiento. 
  • Aportar seguridad. Cuando un chico tiene, por ejemplo, dolor de estómago y no es capaz de explicar con palabras cómo se siente, el hecho de poseer algún tipo de imagen o recurso con el que dar a conocer ese dolor le hace sentirse más seguro y confiado. 
  • Fomentar la comprensión de cómo se estructura el tiempo. A través el uso de horarios o de agendas se pueden crear las rutinas diarias y eso contribuye a la comprensión y al desarrollo de la independencia.

Son solo algunas de las muchas características que demuestran los beneficios que aportan el uso de apoyos visuales en personas con síndrome de Down, mejorando la comprensión del lenguaje y agilizando la memoria.