LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN INCLUSIVA

 

Este domingo 24 de enero se celebra el Día Internacional de la Educación, uno de los principales derechos del ser humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Esta fecha tiene como objetivo destacar la importancia de una educación universal, ya que es la base de una sociedad justa, igualitaria e inclusiva. Y es que ya lo dijo el activista Nelson Mandela hace más de un siglo, la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Aunque es cierto que vivimos en una era de continuo cambio y avances tecnológicos, la importancia de esta sigue siendo innegable en la formación y valía de las personas. Esta evolución puede favorecer a la educación haciéndola más eficaz ante las necesidades del hombre en este siglo.

Si damos un paso más y profundizamos en el concepto de educación inclusiva, muchas veces este se asocia a la participación de niños con diversidad funcional en la escuela común. Sin embargo, esta idea va más allá de la integración educativa, ya que implica que todos los alumnos de una determinada comunidad aprendan juntos independientemente de sus condiciones personales, sociales o culturales, incluidos aquellos que presentan una discapacidad.

Para que esto ocurra no es suficiente que se ubiquen en aulas comunes, sino que es necesario ofrecerles adaptaciones que permitan al estudiante, en este caso síndrome de Down, avanzar en la adquisición de conocimientos al mismo ritmo que el resto de los compañeros. Esto se realiza a través de medidas metodológicas y organizativas precisas con los apoyos imprescindibles que garanticen la participación real del alumno, tal y como recoge la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en su artículo 24. Es aquí donde interviene la comunicación didáctica, el grado de integración del aula, así como la presencia de actividades adaptadas.

Son muchos los beneficios que tiene la inclusión educativa tanto en el menor como en el resto de su entorno:

Aumenta su autoestima: el sentimiento de pertenencia al grupo es fundamental para producir seguridad en ellos mismos. Se verán como parte de un núcleo común, sin sentirse distintos o diferentes al resto.

El alumnado que no presenta síndrome de Down se acercará a la realidad de muchos niños de su misma edad y condición, llevando a cabo una normalización de esta alteración genética. De esta forma se eliminarán prejuicios y en un futuro no tendrán problema para trabajar con este colectivo.

Desarrolla amistades con una amplia variedad entre ellos, cada uno con sus propias necesidades y capacidades.

Las familias lo verán como una puerta de esperanza al saber que sus hijos se integran en la “normalidad” cotidiana como personas independientes

 Sin duda, la educación inclusiva supone un gran paso para la sociedad. Desde aquí animamos a que esta tendencia sea cada vez más extendida en los colegios y centros tanto españoles como del resto del mundo, para dar lugar a un mundo más justo y equitativo.